ORIGEN Y FUNDACIÓN DE EL PEÑOL
El 14 de febrero de 1.714, se dio la fundación del
resguardo indígena de San Antonio de Remolino de El Peñol, por cédula expedida
por la real audiencia de la Nueva Granada el 14 de febrero de 1.714 y suscrita
por el Álferez Real don Juan Antonio Salvatierra.
Parque
Principal.
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El acto protocolario se hizo
el 13 de junio, día de San Antonio. Ese mismo día el presbítero Javier Villa y
Castañeda abrió el primer libro de bautismo de la parroquia.
En virtud de la mencionada cédula, la corona española le
quitó a don Francisco Manzueto Giraldo legua y media de sus territorios para
fundar el pueblo de indios de El Peñol. En compensación, la corona le otorgó a
don Francisco, otra fracción de tierras en lo que hoy es el municipio de Cocorná.
Este hecho, tuvo importantes antecedentes, desde 1.654, con
la labor misionera de Fray Miguel de Castro y Rivadeneira y Bolaños, a quien la
historia local reconoce como su fundador. Pues había llegado inicialmente a las
tierras que hoy conforman la jurisdicción de Marinilla, como comisionario de
Jerusalén, con el objetivo de recoger unas limosnas destinadas a los lugares
santos. Anotan los documentos más antiguos, que en 1.664 construyó una capilla
e honor a San José, en el paraje de Belén; lo que al parecer fue el origen de
la comunidad de Marinilla, donde es considerado él, uno de sus fundadores.
Templo
de Roca.
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Los archivos históricos dan fé de una provincia de la real
audiencia del Nuevo Reino de Granada, fechada en 1.665, que reconoce la obra
del fraile y ampara los indígenas que también habían llegado de otras partes.
En abril de 1.666 Fray Miguel de Castro hizo el primer
censo que dio cuenta de 101 indígenas procedentes especialmente de la región
que hoy conforma el norte del departamento de Caldas, Tunja, Quito (Ecuador) y
del centro oriente de Antioquia, entre otros lugares. Esta comunidad se asentó
inicialmente en el sitio que se conoció como “El Zacatín”; el mismo que ellos
llamaron más tarde “Pueblo Viejo” cuando se trasladaron un kilómetro más al
norte para fundar el pueblo de indios. Pues las crecientes del Rio Nare
inundaban continuamente sus chozas y no soportaron vivir en palafitos.
Los reconocimientos arqueológicos que el museo histórico de El Peñol ha realizado con la colaboración de la Universidad de Antioquia, dan claridad que desde el siglo V antes de cristo, ya había sociedades agro alfareras en este territorio. También se han obtenido numerosas evidencias cerámicas y líticas del siglo VI después de Cristo y del siglo XIV. Estos estudios concluyen en afirmar que hubo épocas de un gran poblamiento y que las piedras de El Peñol y El Marial fueron algunas de sus más preciadas deidades, tal como lo demuestran los petrográficos existentes en ellas.
Lentamente el Rio Nare fue perdiendo su capacidad aurífera,
y en ese entonces nuestros indígenas tuvieron que optar por el penoso oficio de
la cargueria.
Ya en abril de 1.774, el obispo de Popayán monseñor
Jerónimo Obregón y Mená, ordenó la erección de la parroquia de El Peñol, y el
20 de junio del mismo año se ratificó la
creación de este distrito, por parte del señor gobernador de Antioquia, don Juan Jerónimo de Enciso.
En el año 1.978 la comunidad se vió obligada a cambiar de
cabecera urbana municipal, para dar paso a la obra hidroeléctrica de Rio Nare y
en consecuencia se inundó el 38% de su territorio. El papel protagónico de la
iglesia, representado en su equipo de sacerdotes y liderado por el entonces
párroco monseñor Óscar Ángel Bernal, durante las conversaciones con las
empresas públicas de Medellín, hizo posible la existencia del nuevo Peñol.
Esta nueva cabecera urbana municipal, fue construida en
desarrollo del contrato maestro suscrito el 12 de abril de 1.969. Este
documento fue elaborado teniendo en cuenta los lineamentos de la doctrina
social de la iglesia, en su encíclica “Populorum Progressio” (el progreso de
los pueblos) proclamada por su santidad Pablo VI en 1.967.
La importancia de este contrato, radica en que, en el, los
peñolenses exigieron los derechos a la
identidad y a poblar un territorio con un movimiento social, donde la
ciudadanía tuvo un papel activo y la iglesia una función protagónica. El arduo
trabajo del presbítero Francisco Ocampo Aristizábal y el doctor Juan Fernando
Mesa Villa, fue decisivo en esta negociación con las empresas públicas de Medellín.
El Nuevo Peñol fue morfológicamente un sistema modular; es
decir, no es una cuadrícula española como una plaza central. Fue pensado por
los arquitectos en una mesa de dibujo, considerando los retos que las futuras
generaciones tendrían para el siglo XXI.
También se consideraron las
posibilidades visuales del paisaje regional, la cercanía a la autopista
Medellín-Bogotá y de manera muy especial se tuvo en cuenta que el nuevo pueblo
debería preservar las tradiciones y la tranquilidad citada de sus habitantes.
Durante los meses de su construcción, siempre se predicó el
siguiente lema: “El Nuevo Peñol será un pueblo para el nuevo hombre y la nueva
mujer de El Peñol”.
REFERENCIAS:
El Peñol - Antioquia; efemérides, El Peñol 300 años; Mincultura,
prosperidad para todos, pág 12, 13, 14, 15 y 16.
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